¡Silencio! ¡Cálmate!
El mar intimida. Su poder es extraordinario. Los noticieros nos muestran terribles tsunamis de consecuencias incalculables.
¿Lo podemos dominar? No. Lo hemos intentado todo en todas las épocas y no hemos podido.
Su furia a inspirado a pintores, cineastas, musicos, poetas, escritores cientificos, enamorados, bañistas, surfistas, esquiadores, clavadistas, pescadores, buceadores, navegantes, politicos y a cuantos se atreven a zambullirse en el.
Pero, ninguno, podemos ante una tormenta. Solo nos inspira miedo y algunas veces terror.
Todo esto hace aun más sorprendente ver a Jesús dormido en medio de una tormenta y a sus discípulos gritando.
¿Cuál tormenta nos intimida? ¿La financiera? ¿La familiar? ¿La laboral? ¿La de la adicción? ¿La del adulterio? ¿La de la traición? ¿La de la difamación?
Buenas noticias:
Ese día al anochecer, les dijo a sus discípulos:
___Crucemos al otro lado.
Dejaron a la multitud y se fueron con él en la barca donde estaban. También lo acompañaban otras barcas. Se desató entonces un fuerte tormenta, y las olas azotaban la barca, tanto que ya comenzaba a inundarse.
Jesús, mientras tanto, estaba en la popa durmiendo sobre un cabezal, así que los discípulos lo despertaron.
___¡Maestro!___ gritaron ___; ¿No te importa que nos ahoguemos?
Él se levantó, reprendió al viento y ordenó al mar:
___¡Silencio! ¡cálmate!
El viento se calmó y todo quedó completamente tranquilo.
___¿Por qué tienen tanto miedo? ___ dijo a los discípulos ___ ¿Todavía no tienen fe?
Ellos estaban espantados y se decían unos a otros:
___¿Quién es esté, que hasta el viento y el mar le obedecen? (NVI)
Marcos 4 : 36 - 41