viernes, 20 de septiembre de 2013

 

La Biblia es un maravilloso libro

 
 
 

¿Cuántas veces hemos oído esto?
   Sin duda, muchas.
El libro más impreso en la historia humana ha sido la Biblia.
Sin embargo, se toma y se deja con facilidad; por conveniencia, pereza, terquedad, incredulidad, ignorancia, o por cualquier otra circunstancia o argumento.
Se tergiversa por supuestos eruditos, o se acomoda para apoyar cualquier falsa teoría de indoctos e irreverentes "filósofos", que andan buscando adeptos que resultan ser tanto o más radicales que sus equivocados maestros.
  Pero, se ignora su poder y eficacia.
Sumergirse en la Palabra de Dios es una experiencia única e indescriptible y esta al alcance de todo aquél que quiera conocer y relacionarse con el que hizo cielo, tierra, mar y cuanto ser vivo se mueve o desliza por intrincadas superficies que nos dejan más de una vez sorprendidos ante imagenes tan bellamente planeadas desde la eternidad, con el único fin de deleitarnos y poder ver de primera mano el amor de Dios por sus criaturas.
  La Biblia no es para eruditos o personas escogidas en secreto. Al contrario de lo que se piensa, al leerla te haces erudito; y más que erudito, te haces sabio, prudente, inteligente, alegre y lleno de vida.
Alguien dijo: "El que lee tiene el poder". Y es cierto. Miremos cualquier actividad humana. ¿Quiénes se destacan? Los que leen y aplican el conocimiento. Pero, si supieramos que aún ese conocimiento cualquiera que sea tiene su origen en aquel Dios eterno y maravilloso que nos legó su palabra, nuestra vida sería otra.
 Pasajes bellamente descritos nos ponen en contacto con historias semejantes a las nuestras a lo largo de años y en diferentes épocas.
Quedas de pronto ante tu retrato descrito a través de la vida de uno u otro personaje o situación, y todo porque alguien te conoce mejor que tu mismo. Dios, el único.
Te ves allí en esta u otra página, no por un acto de adivinación, sino de conocimiento divino.
Pero lo verdaderamente relevante es que nos habla del Padre y del Hijo quien murió y resucitó; nos da razones y detalles. Nos revela al Salvador y nuestra relación con él. La Biblia nos guía y nos advierte; nos confronta y consuela. La Biblia es vida.    
La Biblia nos habla, porque es la Palabra de Dios.


¡Cuánto amo yo tu ley!
Todo el día medito en ella.
Tus mandamientos me hacen
más sabio que mis enemigos
porque me pertenecen para
siempre.
Tengo más discernimiento que
los ancianos
porque obedezco tus preceptos.
Aparto mis pies de toda mala
 senda
para cumplir con tu palabra.
No me desvío de tus juicios
porque tú mismo me instruyes.
¡Cuán dulces son a mi paladar
tus palabras!
¡Son más dulces que la miel a mi
boca!
De tus preceptos adquiero
entendimiento;
por eso aborrezco toda senda de
mentira.
Tu palabra es lámpara a mis
pies;
es una luz en mi sendero.
Hice un juramento, y lo he
confirmado:
que acataré tus rectos juicios. (NVI)

Salmo 119 : 97 - 106 
 

Olas Gigantes - Tormenta en el mar

El Señor está en medio de ti, poderoso,  el salvará; Sofonias 3:17