martes, 15 de octubre de 2013

La pasión de cristo 13

 

 

 

Sublime poema Eterno 

 

 
 
En el principio ya existía el Verbo,
y el Verbo estaba con Dios,
y el Verbo era Dios.
Él estaba con Dios en el principio.
Por medio de él todas las cosas fueron creadas;
sin él, nada de lo creado llegó a existir.
En él estaba la vida,
y la vida era la luz de la humanidad.
Esta luz resplandece en las tinieblas,
y las tinieblas no han podido extinguirla.
 
Vino un hombre llamado Juan. Dios lo envió como
testigo para dar testimonio de la luz, a fin de que por
medio de él todos creyeran. Juan no era la luz, sino que
vino para dar testimonio de la luz. Esa luz verdadera, la
que alumbra a todo ser humano, venía a este mundo.
 
El que era la luz ya estaba en el mundo, y el mundo fue
creado por medio de él, pero el mundo no lo reconoció.
Vino a lo que era suyo, pero los suyos no lo recibieron.
Mas a cuantos lo recibieron, a los que creen en su
nombre, les dio el derecho de ser hijos de Dios. Éstos
no nacen de sangre, ni por deseos naturales, ni por
voluntad humana, sino que nacen de Dios.
 
Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y
hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al
Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
 
Juan dio testimonio de él, y a voz en cuello proclamó:
<<Éste es aquel de quien yo decía: "El que viene después
de mí es superior a mí, porque existía antes que yo".>>
De su plenitud todos hemos recibido gracia sobre
gracia, pues la ley fue dada por medio de Moisés,
mientras que la gracia y la verdad nos han llegado por
medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto nunca; el
Hijo unigénito, que es Dios y que vive en unión íntima
con el Padre, nos lo ha dado a conocer. (NVI)
Juan 1 : 1 - 18 
 
 
 

Olas Gigantes - Tormenta en el mar

El Señor está en medio de ti, poderoso,  el salvará; Sofonias 3:17