Oh SEÑOR, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! ¡Has puesto tu gloria sobre los cielos !
Por causa de tus adversarios has hecho que brote la alabanza de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho, para silenciar al enemigo y al rebelde.
Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, me pregunto: <<¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta? Pues lo hiciste poco menos que un dios, y lo coronaste de gloria y de honra: lo entronizaste sobre la obra de tus manos, todo lo sometiste a su dominio; todas las ovejas, todos los bueyes, todos los animales del campo, las aves del cielo, los paces del mar, y todo lo que surca los senderos del mar. Oh SEÑOR, soberano nuestro, ¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra! (NVI) Salmo 8
Látigo a la lengua
Nuestra lengua se parece a una terrible fiera dispuesta a herir a los demás.
Con ella lanzamos saetas en contra de la gente y de nosotros mismos. Desatamos sobre personas y el mundo todo tipo de maldiciones de las que tarde o temprano también recibimos las consecuencias. Artistas, políticos y demás figuras públicas contaminan el ambiente con sus declaraciones. Posiblemente, hacemos lo mismo al interior de nuestra familia. Afortunadamente, existe un manual que nos puede guiar y que nos hace enderezar los pasos y sobre todo la lengua. Ese manual es la dulce palabra de Dios.
Y es que podemos desatar vida o muerte con nuestra lengua. Eso no lo sabemos, o se nos olvida o sabiendolo...¡que nos importa!
Cada uno se llena con lo que dice y
se sacia con lo que habla.
En la lengua hay poder de vida y muerte;
quienes la aman comerán de su fruto.
(NVI) Proverbios 18 : 20 - 21
Hermanos míos, no pretendan muchos de ustedes ser maestros, pues, como saben, seremos juzgados con más seriedad. Todos fallamos mucho. Si alguien nunca falla en lo que dice, es una persona perfecta, capaz también de controlar todo su cuerpo.
Cuando ponemos freno en la boca de los caballos para que obedezcan, podemos controlar todo el animal. Fíjense también en los barcos. A pesar de ser tan grandes y de ser impulsados por fuertes vientos, se gobiernan por un pequeño timón a voluntad del piloto.
Así también la lengua es un miembro muy pequeño del cuerpo, pero hace alarde de grandes hazañas.
¡Imagínense qué gran bosque se incendia con tan pequeña chispa! También la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Siendo uno de nuestros órganos, contamina todo el cuerpo y, encendida por el infierno, prende a su vez fuego a todo el curso de la vida.
El ser humano sabe domar y, en efecto, ha domado toda clase de fieras, de aves, de reptiles y de bestias marinas; pero nadie puede domar la lengua. Es un mal irrefrenable, lleno de veneno mortal.
Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre, y con ella maldecimos a las personas, creadas a imagen de Dios. De una misma boca salen bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Puede acaso brotar de una misma fuente agua dulce y agua salada? Hermanos míos, ¿acaso puede dar aceitunas una higuera o higos una vid?
Pues tampoco una fuente de agua salada puede dar agua dulce. (NVI)
Santiago 3 : 1 - 12
miércoles, 27 de noviembre de 2013
Día de acción de Gracias
Padre, gracias por todo.
Te alabo, te bendigo,
te exalto.
¡Eres maravilloso!
Gracias, gracias, gracias.
¿Qué habría hecho sin ti? Gracias en el nombre que es sobre todo nombre. En el nombre de Jesús. Te amo SEÑOR.
Los pájaros se la comieron
Al escuchar acerca de Jesucristo, el hombre en todas las épocas a tomado una de las dos posiciones posibles: Lo rechaza o lo acepta.
Hay algo interesante en el proceso de quienes escuchan las buenas nuevas acerca de Jesús.
Y es el mismo Jesús, conocedor del corazón humano, quien en forma magistral describe el efecto de la palabra de Dios en nuestro corazón.
Al leer este pasaje se enciende para muchos una luz roja que puede indicar cual pedal aplicar antes de continuar el camino.
Después de esto, Jesús estuvo recorriendon los pueblos y las aldeas, proclamando las buenas nuevas del reino de Dios. Lo acompañaban los doce, y también algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malignos y de enfermedades : María, a la que llamaban Magdalena, y de la que habían salido siete demonios; Juana, esposa de Cuza, el administrador de Herodes; Susana y muchas más que los ayudaban con sus propios recursos.
De cada pueblo salía gente para ver a Jesús, y cuando se reunió una gran multitud, él les contó esta parábola: <<Un sembrador salió a sembrar. Al esparcir la semilla, una parte cayó junto al camino; fue pisoteada , y los pájaros se la comieron. Otra parte cayó sobre piedras y, cuando brotó, las plantas se secaron por falta de humedad. Otra parte cayó entre espinos que, al crecer junto con la semilla, la ahogaron. Pero otra parte cayó en buen terreno; así que brotó y produjo una cosecha del ciento por uno.>>
Dicho esto, exclamó:<<El que tenga oídos para oír, que oiga.>>
Sus discípulos le preguntaron cuál era el significasdo de esta parábola.<< A ustedes se les ha concedido que conozcan los secretos del reino de Dios __les contestó__; pero a los demás se les habla por medio de parábolas para que
>>"aunque miren, no vean;
aunque oigan, no entiendan".
>>Éste es el significado de laparábola: la semilla es la palabra de Dios. Los que están junto al camino son los que oyen, pero luego viene el diablo y les quita la palabra del corazón, no sea que crean y se salven. Los que estan sobre las piedras son los que reciben la palabra con alegría cuando la oyen, pero no tienen raíz.
ëstos creen por algún tiempo, pero se apartan cuando llega la prueba. La parte que cayó entre espinos son los que oyen, pero, con el correr del tiempo, los ahogan las preocupaciones, las riquezas y los placeres de esta vida, y no maduran. Pero la parte que cayó en buen terreno son los que oyen la palabra con corazón noble y bueno, y la retienen; y como perseveran, producen una buena cosecha.
(NVI) Lucas 8 : 1 - 15
martes, 26 de noviembre de 2013
Simón, tengo algo que decirte
Uno de los fariseos invitó a Jesús a comer, así que fue a la casa del fariseo y se sentó a la mesa. Ahora bien, vivía en aquel pueblo una mujer que tenía fama de pecadora. Cuando ella se enteró de que Jesús estaba comiendo en casa de l fariseo, se presentó con unfrasco de alabastro lleno de perfume.
Llorando, se arrojó a los pies de Jesús, de manera que se los bañaba en lágrimas. Luego se los secó con los cabellos; también se los besaba y se los ungía con el perfume.
Al ver esto, el fariseo que lo había invitado dijo para sí: <<Si este hombre fuera profeta, sabría quién es la que lo está tocando, y qué clse de mujer es: una pecadora.>>
Entonces Jesús le dijo a manera de respuesta:
__Simón, tengo algo que decirte.
__Dime, maestro __respondió.
Dos hombres le debían dinero acierto prestamista. Uno le debía quinientas monedas de plata, y el otro cincuenta.
Como no tenian con qué pagarle, les perdonó la deuda a los dos. Ahora bien, ¿cuál de los dos lo amará más?
__Supongo que aquel a quien más le perdonó __contestó Simón.
__Haz juzgado bien__le dijo Jesús.
Luego se volvió hacia la mujer y le dijo a Simón:
__¿Ves esta mujer? Cuando entré en tu casa, no me diste agua para los pies, pero ella me ha bañado los pies en lágrimas y me los ha secado con sus cabellos. Tú no me besaste, pero ella, desde que entré, no ha dejado de besarmelos pies. Tú no me ungiste la cabeza con aceite, pero ella me ungió los pies con perfume. Por esto te digo: si ella ha amado mucho, es que sus muchos pecados le han sido perdonados. pero a quien poco se le perdona, poco ama.
Entonces le dijo Jesús a ella:
__Tus pecados quedan perdonados.
Los otros invitados comenzaron a decir entre sí: <<¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?>>
__Tu fe te ha salvado __le dijo Jesús a la mujer__;vete en paz. (NVI)
Lucas 7 : 36 - 50
No importa con cuantas cosas lleguemos a los pies de Cristo.
Él simpre tiene sus brazos abiertos para nosotros.
No importa quien nos juzgue. Lo que importa es nuestra sinceridad con él.
Total, fue él quien murió por nosotros.
Fue él quien derramo su sangre, y yo valgo su sangre.
¿Por qué temer a los hombres?
¿Por qué temer al que diran?
¡Se trata del Hijo de Dios y yo!
De su perdón.
De su amor.
De su amistad.
¡Es entre él y yo!
¿Me perderé de su amor?
¡Que me abrace en este segundo,
porque no se, si en el siguiente vivo estare!
Y recuerdo :
__Tampoco yo te condeno. Ahora vete, y
no vuelvas a pecar.(NVI) Juan 8 : 11
lunes, 25 de noviembre de 2013
Señor, Señor
Debe ser terrible estar frente a Cristo y ver que no extiende sus brazos para abrazarnos.
Nos engañamos si pensamos que el no conoce todo lo nuestro.
¿Cuántas personas viven pronunciando el nombre de Dios a toda hora y no practican la palabra por conveniencia?
¡Yo era uno de esos! Aunque no pronunciaba ese nombre a toda hora como una beata, si me creía muy seguro de vivir una vida santa; pero en realidad, no era tan "santa".
No cometía graves pecados como adulterio, robo, pornografía, borracheras o cualquier otra cosa evidente a los demás, pero si albergaba en lo profundo de mi corazón falta de perdón y deseos de venganza y otros pecados. Iba a la iglesia, leía la biblia, diezmaba, cantaba, pero había algo que no estaba bien. Sentía ira terrible por cualquier cosa, en fin...
Entonces deje que Cristo cavara profundamente en mi corazón.
Decidí ser honesto con él y contarle toda la verdad.
Antes de hacerlo, pensaba que me mataría o me alejaría de su presencia para siempre o que tal vez no volvería a escucharme. ¿Me mandaría alguna enfermedad terrible? ¿Me exhibiría como lo peor?
Pero, ¡oh maravilla de las maravillas! No fue así.
Él me escuchó cuando le hable luego de leer:
>>¿Por qué me llaman ustedes "Señor,
Señor", y no hacen lo que les digo? Voy a
decirles a quién se parece todo el que viene a
mí, y oye mis palabras y las pone en práctica:
Se parece a un hombre que, al construir
una casa, cavó bien hondo y puso el cimiento
sobre la roca. De manera que cuando
vino una inundación, el torrente azotó aquella
casa, pero no pudo ni siquiera hacerla
tambalear porque estaba bien construida. Pero
el que oye mis palabras y no las pone en
práctica se parece a un hombre que construyó
una casa sobre tierra sin cimientos. Tan
pronto como la azotó el torrente, la casa se derrumbó, y el desastre fue terrible.>>
(NVI) Lucas 46 - 49
Luego, me confirmo su paz al leer:
Pero te confesé mi pecado,
y no te oculté mi maldad.
Me dije: <<Voy a confesar mis
transgresiones al Señor>>,
y tú perdonaste mi
pecado.
(NVI)
Salmo 32 : 5
Tambien leí :
Si confesamos nuestros pecados,
Dios, que es fiel y justo, nos los
perdonará y limpiará de toda
maldad. (NVI)
1a Juan 1 : 9
Todos los que el Padre me da vendrán a mí;
y al que a mí viene, no lo rechazo.
(NVI) Juan 6 : 37
sábado, 23 de noviembre de 2013
Al precipicio
ACristo siempre se le ha rechazado.
Cuando estuvo en la tierra, se le rechazó hasta la muerte.
Pero, hoy, se le rechaza de igual manera.
Se prefiere a cualquier falso maestro que endulce el oído del hombre Hiper Moderno pero no a Cristo quien murió por amor.
El hombre actual encumbrado en su arrogancia producto del conocimiento, lanza desde allí la única y más bella esperanza humana. A Jesús el Cristo.
Se le conduce por la senda del raciocinio al Hijo de Dios, hasta el borde del precipicio y desde allí se le arroja para siempre.
Desde aquella cumbre el "Homohipermoderno", una vez alejada para siempre la amenaza de su reino, vuelve a contemplar su dominio buscando cualquier vestigio de aquel Nazareno reflejado en cualquier manifestación abierta o discreta que pueda volver a inquietarlo, sellando así su condena eterna con tal ceguera que no ve que quien realmente esta a punto de ser lanzado por su propia mano, es, él mismo.
Jesús regresó a galilea en el poder del Espíritu, y se extendió su fama por toda la región. Enseñaba en las sinagogas, y todos lo admiraban.
Fue a Nazaret, donde se había criado, y un sábado entró en la sinagoga, como era su costumbre. Se levantó para hacer la lectura, y le entregaron el libro del profeta Isaías. Al desenrollarlo, encontro el lugar donde está escrito:
<<El Espíriyu del Señor está sobre mí,
por cuanto me ha ungido
para anunciar buenas nuevas a los pobres.
Me ha enviado a proclamar libertad a los cautivos
y dar vista a los ciegos,
a poner en libertad a los oprimidos,
a pregonar el año del favor del Señor.>>
Luego enrolló el libro, se lo devolvió al ayudante y se sentó.
Todos los que estaban en la sinagoga lo miraban detenidamente,
y él comenzó a hablarles: <<Hoy se cumple esta escritura en
presencia de ustedes.>>
Todos dieron su aprobación, impresionados por las hermosas
palabras que salían de su boca. <<¿No es este el hijo de José?>>,
se preguntaban.
Jesús continuó: <<Seguramente ustedes me van a citar el
proverbio: "¡Médico, curate a ti mismo! Haz aquí en tu tierra lo que
hemos oído que hiciste en Capernaúm." Pues bien, les aseguro
que a ningún profeta lo aceptan en su propia tierra. No cabe duda
de que en tiempos de Elías, cuando el cielo se cerró por tres años y
medio , de manera que hubo una gran hambre en toda la tierra,
muchas viudas vivían en Israel. Sin embargo, Elías no fue enviado
a ninguna de ellas, sino a una viuda de Sarepta, en los alrededores
de Sidón. Así mismo, había en Israel muchos enfermos de lepra
en tiempos del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue sanado,
sino Naamán el sirio.>>
Al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron.
Se levantaron, lo expulsaron del pueblo y lo llevaron hasta la
cumbre de la colina sobre la que estaba construido el pueblo, para
tirarlo por el precipicio. Pero él pasó por en medio de ellos y se
fue. (NVI)
Lucas 4 : 14 - 30
viernes, 22 de noviembre de 2013
Ni un rasguño
Los leones son animales poderosos. Eso lo sabemos de sobra. No es una novedad.
La novedad sería estar frente a unos cuantos y salvarse de ser destrozado.
¡Ah!... y devorado...por supuesto.
Imaginémonos por un momento dentro de un foso rodeados de leones que pueden romper el cráneo del más poderoso búfalo de un zarpazo como si nada.
El olor que despiden restos humanos mezclado con el de león en medio de un ambiente húmedo y sofocante que no te deja respirar acentúan el dolor en tu costado, producto de la caída desde diez metros.
En el fondo, en medio de la oscuridad, destellan varios pares de ojos que se acercan entre peleas y rugidos que por poco estallan tus oídos. Con esfuerzo, te incorporas y retrocedes tratando de alargar el tiempo, esperando hallar una salida a lo inevitable.
Para el control eficaz de su reino, Darío consideró prudente nombrar a ciento veinte sátrapas y tres administradores, uno de los cuales era Daniel. Estos sátrapas eran responsables ante los administradores, a fin de que los intereses del rey no se vieran afectados. y tanto se distinguió Daniel por sus extraordinarias cualidades administrativas, que el rey pensó en ponerlo al frente de todo el reino.
Entonces los administradores y los sátrapas empezaron a buscar algún motivo para acusar a Daniel de malos manejos en los negocios del reino. Sin embargo, no encontraron de que acusarlo porque, lejos de ser corrupto o negligente, Daniel era un hombre digno de confianza. Por eso concluyeron: <<Nunca encontraremos nada de qué acusar a Daniel, a no ser algo relacionado con la ley de su Dios.>>
Formaron entonces los administradores y sátrapas una comisión para ir a hablar con el rey, y estando en su presencia le dijeron:
__¡Que viva para siempre su majestad, el rey Darío! Nosotros los administradores reales, junto con los prefectos, sátrapas, consejeros y gobernadores, convenimos que Su Majestad debiera emitir y confirmar un decreto que exija que, durante los próximos treinta días, sea arrojado al foso de los leones todo el que adore a cualquier dios u hombre que no sea Su Majestad.
Expida usted ahora ese decreto, y póngalo por escrito. Así, conforme a la ley de los medos y los persas, no podrá ser revocado.
El rey Darío expidió el decreto y lo puso por escrito.
Cuando Daniel se enteró de la publicación del decreto, se fue a su casa y subió a su dormitorio, cuyas ventanas se abrían en dirección a Jerusalén. Allí se arrodilló y se puso a orar y alabar a Dios, pues tenía por costumbre orar tres veces al día. Cuando aquellos hombres llegaron y encontraron a Daniel orando e implorando la ayuda de Dios, fueron a hablar con el rey respecto al decreto real:
__¿No es verdad que Su Majestad publicó un decreto? Según entendemos, todo el que en los próximos treinta días adore a otro dios u hombre que no sea Su Majestad, será arrojado al foso de los leones.
__El decreto sigue en pie __contestó el rey__. Según la ley de los medos y los persas, no puede ser derogado.
__¡Pues Daniel __ respondieron ellos__, que es uno de los exiliados de Judá, no toma en cuenta a Su Majestad ni al decreto que ha promulgado! ¡Todavía sigue orando a su Dios tres veces al día!
Cuando el rey escuchó esto, se deprimió mucho y se propuso salvar a Daniel, así que durante todo el día buscó la forma de salvarlo. Pero aquellos hombres fueron a ver al rey y lo presionaron:
__No olvide Su Majestad que, según la ley de los medos y los persas, ningún decreto ni edicto emitido por el rey puede ser derogado.
El rey dio entonces la orden, y Daniel fue arrojado al foso de los leones. Allí el rey animaba a Daniel:
__¡Que tu Dios a quien siempre sirves, se digne salvarte!
Trajeron entonces una piedra, y con ella taparon la boca del foso. El rey lo selló con su propio anillo y con el de sus nobles, para que la sentencia contra Daniel no pudiera ser cambiada.
Luego volvió a su palacio y pasó la noche sin comer y sin divertirse, y hasta el sueño se le fue. Tan pronto como amaneció, se levantó y fue al foso de los leones. Ya cerca, lleno de ansiedad gritó:
__Daniel, siervo del Dios viviente, ¿pudo tu Dios, a quien siempre sirves, salvarte de los leones?
__¡Que viva Su Majestad por siempre! __contestó Daniel desde el foso__. Mi Dios envió a su ángel y le cerró la boca a los leones. No me han hecho ningún daño, porque Dios bien sabe que soy inocente. ¡Tampoco he cometido nada malo contra Su Majestad!
Sin ocultar su alegría, el rey ordenó que sacaran del foso a Daniel. Cuando lo sacaron, no se halló un solo rasguño, pues Daniel confiaba en su Dios. Entonces el rey mandó traer a los que falsamente lo habían acusado, y ordeno que los arrojaran al foso de los leones, junto con sus esposas e hijos. ¡No habían tocado el suelo cuando ya los leones habían caído sobre ellos y les habían triturado los huesos!
Más tarde el rey Darío firmó este decreto:
<<A todos los pueblos, naciones y lenguas de este mundo:
>>¡Paz y prosperidad para todos!
>>He decretado que en todo lugar de mi reino la gente adore y honre al Dios de Daniel.
>>Porque él es el Dios vivo, y permanece para siempre. Su reino Jamás será destruido, y su dominio jamás tendrá fin.
Él rescata y salva; hace prodigios en el cielo y maravillas en la tierra.
¡Ha salvado a Daniel! de las garras de los leones!>>
Fue así como Daniel prosperó durante los reinados de Darío y Ciro el persa.
Jesús camino sobre el agua. Fué cierto. No hay duda. Con este maravilloso y singular hecho dejo ver a sus discípulos su poder como Dios, sobre la naturaleza. El hombre inspirado en este hecho ha tratado de imitarlo, sin resultado. Sin embargo, parece como si de lo más profundo de su corazón algo le dijera que el único en la historia humana que ha logrado hacerlo fué el Hijo de Dios, y tal vez por eso bautiza a una lagartija como: "La lagartija de jesucristo" Y, claro, hoy sabemos que no solo este hermoso animalito es suyo, sino todo lo que existe. ¿Que cara habría puesto nuestro querido Pedro con quien nos identificamos muchas veces, si viera a semejante loca corriendo sobre el agua? ¡Dios hace cada cosa! Él tiene muy buen sentido del humor.
Enseguida Jesús hizo que los discípulos subieran a la barca y se le adelantaran al otro lado mientras él despedía a la multitud. Después de despedir a la gente, subió a la montaña para orar a solas. Al anochecer, estaba allí él solo, y la barca ya estaba bastantwe lejos de la tierra, zarandeada por las olas, porque el viento le era contrario.
En la madrugada, Jesús se acercó a ellos caminando sobre el lago. cuando los discípulos lo vieron caminando sobre el agua, quedaron aterrados.
__¡Es un fantasma! __gritaron de miedo.
Pero Jesús les dijo en seguida:
__¡Cálmense! Soy yo. No tengan miedo.
__Señor, si eres tú __respondió Pedro__, mándame que vaya a ti sobre el agua.
__Ven __ dijo Jesús.
Pedro bajó de la barca y caminó sobre el agua en dirección a Jesús. Pero al sentir el viento fuerte, tuvo miedo y comenzó a hundirse. Entonces gritó:
__¡Señor, sálvame!
Enseguida Jesús le tendió la mano y, sujetandolo, lo reprendió:
__¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?
Cuando subieron a la barca, se calmó el viento. Y los que estaban en la barca lo adoraron diciendo:
__Verdaderamente tú eres el Hijo de Dios.
Después de cruzar el lago, desembarcaron en Genesaret. Los habitantes de aquel lugar reconocieron a Jesús y divulgaron la noticia por todos los alrededores. Le llevaban todos los enfermos, suplicándole que les permitiera tocar siquiera el borde de su manto, y quienes lo tocaban quedaban sanos. (NVI) Mateo 14: 22 - 36