viernes, 8 de noviembre de 2013

 

¿Sabes una cosa Señor Jesús?

 
 
 
 Yo era una bestia que lejos vagaba sin ti.
Adulado y adulador era. Engañado y engañador fuí.
Por mi mente no pasabas; tu poesía no cabía en mi.
El aire faltaba, pero en mi propia luz nadaba. 
¿Ayudarme Dios a mi?
¿Como podía pasar por mi mente algo así?
Del Siglo XXI sin haber llegado a él, ese era yo. 
¿Para que Dios? ¿Para qué su Hijo?
 Si el arte y la ciencia, eran el centro de mi atención. 
Pero corta es la vista y muchas veces lo es aún más 
la razón.
 
Hoy, como bien lo dice el Salmista:
Sólo en Dios haya descanso mi alma;
de él viene mi salvación.  (NVI) 
Salmo 62 : 1    
   
 
   
  
  
 
 
 

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